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Durante siglos, se diseñaba una prenda textil en función de las fibras conocidas en ese momento, dependiendo de la fibra empleada la mayoría de las propiedades de la prenda resultante. Sin embargo, desde finales del siglo XIX, el textil ha sufrido grandes cambios a una velocidad sorprendente, con un profundo impacto en nuestras vidas. En la actualidad los textiles pueden ser diseñados para aplicaciones específicas, con lo que es posible:

1. Definir la aplicación para la que se concibe el textil y, en base a ella, concretar las características y prestaciones de éste y,

2. en función de esas exigencias, elegir el material textil más adecuado de entre la amplia oferta existente.


Quizá fueran los textiles de uso técnico (TUT) los que terminaron con la creencia generalizada de que los tejidos sólo servían para vestir a las personas y poco más. Hoy en día, la penetración de los TUT en los mercados es cada vez mayor, creciendo mucho más deprisa que los tradicionales. Así, a casi nadie sorprende ya la palabra "geotextiles", que designa los productos utilizados en ingeniería civil, es decir, en construcción de carreteras, vías férreas, canales, presas, etc., pero tampoco que los TUT tengan aplicaciones en arquitectura y construcción, en transporte y automoción, en prendas para protección y seguridad para bomberos, ejército, deporte...

Además, y desde no hace mucho tiempo, han comenzado a hacerse un hueco en el mercado los llamados textiles inteligentes, integrantes del amplio grupo de los materiales de ese nombre, utilizados en numerosas disciplinas. Sus extensas aplicaciones harán sin duda que, en los próximos años, su uso se vaya generalizando cada vez más en el textil.

DESARROLLOS TECNOLÓGICOS PREVIOS


De forma somera merece la pena mencionar algunos desarrollos tecnológicos textiles que pueden considerarse precursores de los textiles inteligentes y que, desde luego, tienen absoluta vigencia en la actualidad. Entre los más significativos están las microfibras, que permiten fabricar tejidos de excepcional suavidad, transpirabilidad y ligereza, los elastanos (hilos elásticos) que han permitido fabricar prendas que moldean el cuerpo sin incomodar y hacen que especialmente las prendas ajustadas sean más fáciles de poner. Además, podemos citar las prendas sin costuras, que mejoran significativamente el confort en ropa interior, prendas deportivas, ropa de baño, etc, y las membranas impermeables-transpirables, como el Gore-Tex©, que es una membrana de PTFE expandida, con poros cuyo tamaño medio es del orden de 100nm, lo que las hace transpirables, es decir, expulsan la humedad (sudor) hacia fuera, manteniéndose a su vez impermeable al agua (lluvia, nieve...).


TEXTILES INTELIGENTES

Se conocen con este nombre los textiles capaces de alterar su naturaleza en respuesta a la acción de diferentes estímulos externos, físicos o químicos, modificando alguna de sus propiedades, principalmente con el objetivo de conferir beneficios adicionales a sus usuarios. Algunos de estos materiales son conocidos desde hace años, pero la mayoría son de reciente aparición. Quizá fuera más apropiado denominarlos tejidos funcionales, tejidos interactivos, pero lo cierto es que tanto en la comunidad científica como en los sectores de la empresa y del comercio se conocen ya popularmente como textiles inteligentes (en inglés: smart textiles, intelligent textiles.)

Entre ellos los hay de muchas clases, por ejemplo, que proporcionan calor o frío, o que cambian de color, con memoria de forma, que protegen de los rayos ultravioleta, que combaten las bacterias, o que regulan la distribución de perfumes (aromas), o de cosméticos, de medicamentos, etc.

Habitualmente se clasifican en tres categorías:

1. Pasivos: mantienen sus características independientemente del entorno exterior (sólo "sienten" los estímulos exteriores).

2. Activos: actúan específicamente sobre un agente exterior (no sólo "sienten" el estímulo exterior sino que reaccionan ante él).

3. Muy activos: este tipo de tejidos adaptan automáticamente sus propiedades al percibir cambios o estímulos externos.

Los textiles inteligentes pueden obtenerse empleando directamente en la fabricación del tejido las llamadas fibras inteligentes, que son aquellas que pueden reaccionar ante la variación de estímulos tales como la luz, el calor, el sudor, etc., en el lugar donde se produce dicha variación, pero que se comportan como fibras normales allí donde el estímulo no actúa. Por ejemplo, una fibra inteligente sería aquella que, al percibir una variación de temperatura cambiara de color. Pero también pueden obtenerse mediante la aplicación posterior de determinados acabados a un tejido, que produzcan los mismos o diferentes efectos que los logrados con las fibras citadas. La tecnología de estos textiles puede solaparse con otras importantes tecnologías, como la microelectrónica, la informática, las nanotecnologías y los biomateriales.

Quizá sea interesante precisar que los textiles inteligentes están aún en el comienzo de su desarrollo, aunque están evolucionando rápidamente y es más que posible que en un plazo no muy dilatado puedan jugar un papel relevante incluso en nuestra vida diaria. En opinión de los expertos, en el futuro puede alcanzar a casi todos los sectores de la población, dado que tendrán incidencia en el terreno laboral, de seguridad, salud, ocio, decoración, etc.




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